5 principios de la alimentación anti-inflamatoria

5 principios de la alimentación anti-inflamatoria

¿Qué es la dieta anti-inflamatoria?

Porque ya sabemos lo que pasa: algo se pone de moda, todo el mundo empieza a hablar de ello, y al final lo que queda es un poti-poti de información de la cual sólo  un porcentaje chiquitito es cierto.

Porque ahora la llaman «alimentación anti-inflamatoria», pero en realidad no difiere mucho nada de lo que nosotros llevamos años escribiendo en este blog: alimentación paleolítica, saludable, coherente con nuestros genes…

Así que si tengo que buscar una definición para la alimentación antiinflamatoria te diría que es aquella que va acorde con lo que nuestros genes esperan que les demos. Toma ya. Porque de echo, la enfermedad aparece cuando nuestros genes reciben algo que no les conviene…

El orígen de todas las enfermedades de nuestra era es la inflamación crónica sostenida en el tiempo. Esta afecta tu sistema inmune, tu sistema hormonal, tu capacidad digestiva… y en definitiva, te afecta toda, incluso tu peso corporal y tus emociones.

¿Por qué se produce la inflamación?

Los factores que pueden llevarte a una inflamación crónica y, por lo tanto, a muchas enfermedades (problemas vasculares, tiroides, disfunción hormonal, enfermedades autoinmunes), son:

– la obesidad: a más nivel de adiposidad, más inflamación,

– el estrés: eleva el cortisol que, sostenido en el tiempo, provoca una cascada inflamatoria imparable,

agentes tóxicos: que se encuentran en tus productos de limpieza, higiene diaria, cosmética, así como pesticidas en tus alimentos y disruptores endocrinos (aquí escribí más sobre el tema)

– infecciones persistentes: el esfuerzo que hace tu sistema inmune para combatir esas pequeñas infecciones que se te repiten una y otra vez, te inflama

– microbiota alterada: te lo he dicho un millón de veces, cuida tu microbiota (aquí, aquí)

5 principios de la alimentación antiinflamatoria:

Venga pues vamos a quitar etiquetas y modas y a abordar el tema como es:

1- Control de insulina: procura no comer constantemente, sino más cantidad, de mejor calidad, y menos veces al día. De lo contrario tu cuerpo va a estar todo el día dale que te pego segregando insulina y sin saber qué hacer con todo ese excedente.

2- Completa: obviamente, sin excesos ni carencias. Justa en proteínas, grasas y carbohidratos, abundante en vitaminas y minerales (vegetales).

3- Rica en ácidos grasos omega 3: si no ponemos especial atención a este punto con alimentos y/o suplementos, lo habitual es que nos excedamos de omega 6, y por lo tanto estemos en un desequilibrio graso. (Aquí te presenté los beneficios del omega 3).

4- Rica en sustancias antioxidantes e inmunomoduladoras: come de muchos colores para asegurar todos los fitonutrientes.

5- Sin tóxicos: al igual que lo que te pones en la piel (que eso también entra en tu torrente sanguíneo y te inflama), lo que comes que sea sin tóxicos como additivos, pesticidas, etc. No te sorprendas con esto; fíjate en este dato:

El Dióxido de Titanio (E-171) es un colorante alimentario usado para blanquear comida procesada como quesos, yogures, chicles, galletas… y también pasta de dientes y cremas cosméticas. Bien, pues según el último informe de la EFSA (European Food Safety Authority), en marzo de 2020, ya no se considera seguro. Es un potencial cancerígeno. Aquí puedes ver el informe original de la EFSA.

O sea, que hasta ahora sí era considerado seguro y lo hemos tomado por todas partes. Así que no vale eso de que «si está autorizado es que es seguro». Una cosa es «segura» hasta que deja de serlo.

Conclusión

Por milésima vez: no consumas ultra-procesados. Come comida, y no productos. Y que esta comida sea abundante en vegetales en cada una de tus ingestas. 

Verduras de muchos colores, tubérculos, pescado azul y también huevos y carne de pasto, algún cereal sin gluten pero sin darle más importancia, y corona tus preparaciones culinarias con especias y hierbas aromáticas.

La inflamación aparece cuando tus genes no reciben lo que necesitan, y a cambio le das lo que no están preparados para recibir.
Tengo SIBO, ¿y ahora qué?

Tengo SIBO, ¿y ahora qué?

Llevas tiempo con malas digestiones, la barriga hinchada y después de probar mil remedios, infusiones, pastillas, detox… das con alguien (nutricionista o médico) que te pide unas pruebas raras.
Te han hecho tomar un brebaje de lactulosa o glucosa, y soplar en diferentes momentos en lo que se llama el test de aliento. El objetivo del test es determinar la cantidad de hidrógeno y metano del aliento.
Si tienes más de 20 ppm de hidrógeno o un aumento de 10 ppm de metano respecto al valor basal, está diagnosticado: tienes SIBO.
O lo que es lo mismo, Sobrecremiento Bacteriano.
Pues vale, tú, ni idea. Y ahora, ¿qué?

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Cómo leer el etiquetado nutricional…

Cómo leer el etiquetado nutricional…

La industria alimentaria tiene una finalidad. Y no, no es que estés sana, que te alimentes bien y que tus hijos crezcan felices. La finalidad de la industria alimentaria es ganar dinero. Crearte una necesidad y que inviertas en ella en tu día a día. Una vez entendido esto, entenderás que las etiquetas nutricionales no son mera información, sino un absoluto y gigante reclamo publicitario. Está dentro de la legalidad subrayar, exagerar u omitir cierta información. Y todo ello para que compres.

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Receta de cúrcuma latte

Receta de cúrcuma latte

¿Por qué te recomiendo que tengas siempre este concentrado en un nevera para prepararte tu golden milk (alias cúrcuma latte)? Porque esta bebia sumamente antioxidante y antiinflamatoria puede protegerte de enfermedades cardíacas, reducir la inflamación, mejorar la función cognitiva, reducir el azúcar en sangre, mejorar la depresión, potenciar tu sistema inmune… ¿Sigo?

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El ABC de zumos y smoothies

El ABC de zumos y smoothies

Todo lo que querías saber sobre zumos y smoothies

Cada vez que saco un detox nuevo, sobre lo que más me preguntáis es sobre zumos y smoothies. Son como dos compañeros inseparables, donde el uno sin el otro no podrían existir. Y, chica, tampoco es así, pero la verdad es que estos dos brebages nos facilitan muchísimo las cosas. Lo cierto es que yo me enganché rapidísimo a los zumos verdes. Pero bueno, partía de la sana costumbre, ya en casa de mis padres, de hacerme un zumo con zanahoria y naranja. Eso fue así desde tiempos remotos. Así que imagino que no me costó mucho dar el paso hacia un zumo verde. Pero como todo en esta vida es probar, cambiar y mejorar, descubrí luego los smoothies. Nada que ver. «¿Pero qué es mejor?», me dirás. Pues los dos, porque son elaboraciones distintas que te irán bien en un caso u otro. Mi opinión personal es «zumos for ever«! Pero la verdad es que los smoothies me han ayudado un montón sobre todo en esos días en que no hay tiempo para nada. Te cuento:

Zumos verdes:

  1. Se elaboran con un extractor de zumos lentos (a falta de éste, licuadora).
  2. Tienen fibra soluble, aunque «no la veas».
  3. Hidratan y alcalinizan muchísimo y son una forma excelente de aportar un extra de antioxidantes y oligoelementos.
  4. Me encanta tomarlos para romper el ayuno, tras el cual vendrá el almuerzo de padre muy señor mío.

Smoothies:

  1. Se preparan con la batidora o el típico vaso americano.
  2. Contienen toda la pulpa íntegra de sus ingredientes (mucha fibra ¿demasiada?).
  3. Nos aportan gran cantidad de micro y macronutrientes, con un poder energizante y saciante.
  4. Cuando me tomo un smoothie de unos 400 ml, ya no me entra nada más en mi barriga…

Mis dos recetas básicas:

Esto que te cuento ahora tampoco te lo tomes al pie de la letra… Que yo a veces hago alguna pequeña variación y alguien me dice «¿pero no dijiste que si lleva esto no puede llevar aquello?» … o algo por el estilo. A ver, esta es la base sobre la que trabajo. Pero luego, a la hora de la verdad, improvisa, inventa, crea, ¡imagina! ¡Lo que me divierto yo probando nuevas combinaciones, colores y sabores!

 

Mi receta base de zumos verdes lleva:

1 pepino (casi siempre) + 1 o 2 puñados de hojas verdes + 1 fruta + 1 superfood (jengibre, cúrcuma…)

Mi receta base de smoothies lleva:

200 ml de agua de coco (o agua) + 2 puñados de hojas verdes + 1 plátano (si es congelado, mucho más rico) + 1 fruta + 1 puñadito de germinados + toppings como aceite de coco o semillas de chía.

 

Lo que he descubierto sobre los smoothies y me ha puesto bailando salsa, es que puedo preparar bolsitas de congelación con los ingredientes ya cortados y preparados para diferentes smoothies. Así que cuando voy con prisas, saco una bolsa del congelador, la echo en la batidora, le añado agua de coco y en un minuto tengo no sólo un smoothie, ¡sino un pedazo de riquísimo extra delicioso smoothie! ¡Quedan muchísimo más ricos!

Algunos extras:

Ya puestos, si vamos a por un súper zumo o súper smoothie, te cuento mis 3 últimos descubrimientos:

– Añado a mi smoothie o zumo un sobre del pack A de Ringana. Imprescindible si quiero una piel radiante, si me estoy resfriando o tengo las defensas bajas. Es un plus de antioxidantes brutal para tu cuerpo y sobre todo tu piel. (Puedes ver todo lo que lleva aquí).

– Para un plus de energía añado medio chupito de Chi de Ringana (sólo medio, ya tengo suficiente ;P). Lleva un poco de cafeína, así como raíz de maca, jengibre y romero. Una joya para esos días en que estás más «plof». (Lo tienes disponible aquí).

– Dos gotas de aceites esenciales. Ya casi es un ritual diario en mí. Añado Thieves, limón o menta según me apetezca. (Si quieres más información sobre aceites esenciales, aquí te cuento un poco más).

Tú que eres, ¿más de smoothies o de zumos verdes? ¿Has probado alguna de mis recetas? Cuéntanos tu receta de zumo infalible, anda!

Cómete tu ansiedad

¿Tu estado de ánimo condiciona tu alimentación o tu alimentación modifica tu estado de ánimo? Ambas respuestas son correctas y en este vídeo te comparto sobretodo cómo tus alimentos pueden determinar tus emociones. Al final del vídeo te propongo un ejercicio de...

Cocinar recuerdos

Cocinar es, indudablemente, una forma de amar. Si alguna vez me has leído sobre cómo escogemos nuestros alimentos según nuestro estado de ánimo (¡hola, comer emocional!), hoy aquí lo escribo al revés: cómo lo que comemos nos emociona.

¿Fruta antes o después de las comidas?

Esta es casi la pregunta del millón. Y no caduca. Quiero decir, que lo mismo la escucho ahora que tenemos tantísima información (buena y mala, que para eso hay tanta) como hace 20 años cuando estaba terminando la carrera..
El otro día me la volvieron a preguntar. Y me dije «oye Marta, grábate, y así difundes tu respuesta por doquier». Y eso hice.

Desayuno. Café a prueba de balas.

Quizá te suena de haberlo visto por redes sociales. O te lo ha contado tu compi de gimnasio. O lo has probado ya. O te da la sensación que te estoy hablando en chino. Café bulletproof, conocido también como «a prueba de balas».

Dieta anti-estreñimiento

Dieta anti-estreñimiento

En un artículo anterior te expliqué cómo detectar a través de tus heces cuán de sana está tu microbiota.

En este artículo voy a profundizar en la alimentación anti-estreñimiento, poniendo énfasis en aquellos alimentos que te ayudarán más a cuidar tu intestino.

Y es que es muy habitual en consulta encontrarnos personas que, sufriendo estreñimiento, optan por intentar solucionarlo añadiendo más fibra a su dieta. Grosso error. Cierto es que por allá por los años 80, cuando uno sufría estreñimiento e iba a la farmacia o a la herboristería de barrio a buscar un alivio, le vendían salvado de trigo u otros cereales. Creyendo que aumentando la fibra (los salvados son pura fibra) evacuarían más fácilmente. Ese salvado venía con instruciones: debía tomarse con mucha agua.

¿Cuál es el problema?

Imagina que estás en mitad de un atasco de tráfico, en una avenida principal de tu ciudad, no hay salida que valga…en plena hora punta. ¿Se te ocurriría llamar a una grúa para que te quitara de ahí? No, ¿verdad? Pues los coches en ese atasco reflejan las heces; y la grúa, el salvado.

Con este ejemplo tan gráfico puedes entender que en muchos casos, tomar salvado incluso puede empeorar más las cosas… ¡Menudo tapón se va a generar en la Gran Vía si al atasco vemos llegar una grua!

Alimentos amigos de tu intestino

Si bien es cierto que la ingesta de fibra no debe nunca ser inferior a unos 30 gr diarios, estos se consiguen muy fácilmente añadiendo fruta y verdura en nuestros platos. Repito: fruta y verdura.

Pero una advertencia: suponiendo que tu ingesta de fibra se sitúa alrededor de unos 10 gr en lo que sería la típica “dieta de cafetería” (pasta, carne, dulces y poco más), debes subir la cantidad de tu ingesta paulativamente.

Si tu dieta es rica en alimenos M.A.C. (carbohidratos accesibles para la microbiota), probióticos, prebióticos, fructosolisacáridos… no debes preocuparte porque seguro que no sufres estreñimiento. Estos carbohidratos son aquellos que son fermentados: pectina, almidón resistente, fructano, GOS, hemicelulosa.

Entre los alimentos que alimentan tu microbiota encontramos: espárragos, brócoli, setas y champiñones, patatas, boniatos, manzana, ajo, cebolla, chicoria, legumbres…

Además de los M.A.C. todo alimento fermentado va a suponer un gran alimento para tu intestino y para evitar así el estreñimiento. Entre la alimentación habitual el alimento fermentado más consumido es el yogur, en todas sus variantes. También el kéfir, el kéfir de agua, la kombucha, el chucrut o col fermentada, el kimchi (verduras fermentadas).

Detalles con importancia

Dicho esto, hay otros detalles dentro del menú que puedes tener en cuenta. No son la panacea, no busques soluciones rápidas… 

Normalmente esas soluciones rápidas es lo que más se busca y ¡crean dependencia! ¿Cuántas personas conoces que desayunan un kiwi porque si no, no van de vientre? ¿O que necesitan su café con leche para vaciarse por las mañanas? Y ya no hablemos de “soluciones” como tomar agua con lino reposado cada mañana, o una cucharada de aceite en ayunas… Eso, además de ser incómodo y crearte ataduras, no son soluciones, son parches.

Pero algunos detalles que sí puedes hacer además de seguir una alimentación como la que te he detallado son:

 

  • Tomar un caldo de huesos (como este), rico en colágeno y minerales y un gran aliado para tu intestino. Tómate un par de vasos al día con un poco de pimienta cayena, que ayudará a estimular el peristaltismo intestinal (que tu intestino se mueva).
  • Además del caldo, bebe agua. O infusiones. Es muy propio de las personas que sufren estreñimiento que además sean poco bebedoras.
  • Anímate a hacer chucrut*. Es fácil y muy gratificante hacer tus propios fermentados en casa. Te recomendamos este libro para iniciarte: Pura fermentación, de Sandor Ellix
  • Acostúmbrate a tener patatas cocidas en la nevera. (Aquí también te lo explicaba). Es lo que se llama la patata prebiótica o patata del día después. Cuando cocinamos un tubérculo y lo enfriamos, se crea almidón resistente que llega a tu microbiota y la alimenta. Cuando necesites unas patatas de guarnición, o para hacer una tortilla, etc., tómalas de la nevera y caliéntalas a la plancha o añadiéndolas a la receta. Están ricas y cuidas tu intestino.

¿Cómo hacer chucrut en casa?

El chucrut es col fermentada. Dicha fermentación es obra de muchos microorganismos: una bacteria llamada coliforme inicia la fermentación, y mientras se encarga de producir ácido, el entorno se vuelve más favorable para las bacterias leuconostoc.

A medida que el ácido continua aumentado y el pH disminuye, al leuconostoc le siguen los lactobacilos. Y aunque todo esto te suene como si te estuviéramos hablando en swahili, hacer chucrut en casa es mucho más fácil que entenderlo.

  • Necesitas:

Un tarro fermentador. O bien: un tarro de cerámica o cristal de 4 L; un plato de un diámetro más pequeño que el tarro; un peso (puede ser una garrafa de agua).

  • Ingredientes:

Una col de 1 quilo aproximadamente. Dos cucharadas de sal marina sin refinar.

  • Procedimiento:

Corta muy fina la col o repollo y ponla en un cuenco ancho. Ahí la masajeas un rato con una pizca de sal. No te cortes, “amásala” con las manos para romper sus fibras y eliminar su agua. Ve cortando, salando y masajeando. Puedes añadir otras verduras o zanahoria rallada, por ejemplo. Pero si es tu primera vez, te aconsejamos que pruebes sólo con col.

Vierte la col masajeada y salada en la vasija, poco a poco y por capas, para poder chafar cada capa y evitar que quede aire estancado. El chucrut debe quedar bien comprimido.

Cubre con un plato y colócale encima el peso. Tapa con un paño limpio para evitar que caiga polvo ¡o bichos!

Déjalo fermentar tranquilamente en un rincón de tu cocina, y cada día más o menos ejerce presión sobre el chucrut para que se mantenga en salmuera. El tiempo de preparación puede oscilar entre 1 a 4 semanas, dependiendo de la temperatura de la habitación.

Para finalizar…

Cuando todo esta base alimentaria está bien construída, nos movemos habitualmente para activar el peristaltismo intestinal (movimientos intestinales), y aún así no acabamos de conseguir mejorar este estreñimiento, entonces sí podemos echar mano de complementos nutricionales no como parches sino para que nos ayuden a arreglar el orígen del problema.

Te hablo básicamente de probióticos vivos y con cepas concretas y de fibras prebióticas que los nutran. Y el tándem que mejores resultados me ha dado en mis casi 17 años de profesión, es el Cleansing (fibra prebiótica) junto con los probióticos Biotic. El primero todamos más o menos de forma regular y con pequeños descansos, y el segundo cada 4 meses.

En mi comunidad de WhatsApp presentaré un video explicando mejor sus beneficios y cómo y cuándo tomarlos. 

Receta de pan keto

Receta de pan keto

Esta receta nació en la consulta. Conversando con una paciente, cuando le propuse un pan de trigo sarraceno, y ella me preguntó qué me parecía «su pan keto». Llevaba un tiempo haciéndolo en casa desde que lo vio en algún sitio de internet, era fácil de hacer y oye, está la mar de rico.

Normalmente cuando me pedían una receta de pan baja en carbohidratos les recomendaba mis bollitos keto (aquí puedes ver el vídeo). Hasta ahora.

Obviamente, me picó la curiosidad, así que le pedí si me podía pasar su receta, le di un par de vueltas y… voilà, un fácil, delicioso y nutritivo pan apto para una dieta low carb, cetogénica, paleo o, simplemente, si quieres reducir los carbohidratos de tu dieta. Esta opción, sin duda, es mucho más interesante desde el punto de vista nutricional. Fíjate en sus ingredientes:

Ingredientes:

– 300 gr harina de almendra

– 10 c.s. semillas de chía molidas

– 4 c.p. polvo para hornear

– 4 c.p. vinagre de manzana

– 2 c.p. sal marina sin refinar

– 3 huevos grandes

– 500 ml agua hirviendo

 

Preparación:

Precalienta el horno a 180ºC. Mezcla en un bol los ingredientes secos hasta que estén bien integrados. Bate los huevos, mezcla con el vinagre y añade al bol mezclando suavemente.

Cuando esté todo bien integrado, si lo haces con tu robot de cocina bate a una velocidad lenta mientras vas añadiendo el agua hirviendo poco a poco. Si lo haces a mano, con una batidora manual, bate lentamente, para y añade agua. Repite el proceso hasta que la masa tenga una consistencia de plastilina.

Con las manos húmedas, forma bolas y disponlas en una bandeja de horno con papel de hornear.

Hornea durante 50 minutos dándoles la vuelta a mitad de cocción.

Parece una receta complicada pero al final, es como todo, a medida que la vas haciendo te parece cada vez más fácil y la acabas haciendo con los ojos cerrados.

¡Y la haces mucho porque realmente quedan espectaculares!

¿Estreñimiento? Tu microbiota tiene la solución

¿Estreñimiento? Tu microbiota tiene la solución

¿Sabes que los primeros estreñimientos datan de por lo menos el s. XVIII? Algo tan sencillo como comer – digerir – evacuar… parece que a menudo no es tan simple.

Se considera estreñimiento a la dificultad de ir de vientre entre 2-3 veces a la semana y por lo general, con heces duras y secas.

Cuando eso ocurre, ni los supositorios ni los laxantes son la solución porque éstos últimos además acaban empeorando el problema.

¿Por qué vas estreñida?

Lo primero que deberíamos hacer es averiguar la causa de tu estreñimiento:

¿Será por una dieta demasiado seca, rica en harinas y pobre en frutas o vegetales?

¿Debido a los efectos secundarios de algún medicamento?

¿Quizá sufres estreñimiento sólo cuando viajas (una de cada dos personas lo sufren cuando están fuera de casa)?

¿Podríamos estar ante una Diabetes Mellitus no diagnosticada?

¿O a un problema de tiroides?

Obviamente esto no es tan sencillo pero con la ayuda de tu nutricionista y de tu médico seguro que averiguamos la causa.

Una vez descartadas posibles intolerancias, alergias y las causas que acabamos de mencionar, toca actuar.

La primera norma: mira tus heces.

Te lo digo en serio, la costumbre de mirar cómo son nuestras heces te puede ayudar a averiguar muchísimas cosas.

En la tabla de aquí al lado tenemos la “Escala de Bristol”, una herramienta para describir los distintos tipos de heces que hay.

Lo ideal sería que tus heces se parecieran al tipo 4. Si es así, no modifiques nada de lo que estés haciendo porque seguro que disfrutas de una microbiota intestinal sana y eficiente.

ir de vientre

Hay vida dentro de ti: la microbiota

La microbiota es el conjunto de los microorganismos (todas las bacterias, arqueas, eucariotas y virus) presentes en un entorno definido. La microbiota que se situa en el tracto intestinal se la denomina, pues microbiota intestinal.

La microbiota intestinal de un individuo medio se compone de más de 100 billones de microorganismos y pesa alrededor de 200 gramos. Tienes de 150 a 200 veces más genes en tu microbiota intestinal que en el conjunto de tus células.

Toda esta gran (enorme) población en tu interior tiene 4 funciones principales:

1- Función metabólica. Es decir, se dedica a fermentar los alimentos no digeribles, a absorver los nutrientes (vitaminas, aminoácidos, etc.) mediante las células del intestino para favorecer la digestión.

2- Función de barrera. Tu microbiota te defiende contra los microbios y toxinas. Y además son las responsables de formar la película mucosa que protege tu pared intestinal.

3- Función de defensa. Y es que tu microbiota intestinal es el campamento base de tu sistema inmunológico.

4- Función de mantenimiento. Mantiene la mucosa intestinal, el buen funcionamiento del tubo digestivo y la actividad enzimática de la mucosa.

Como ves, te interesa cuidar tu microbiota no sólo si sufres estreñimiento, sino por el cuidado de tu salud en general.

Para ello debes distinguir entre probióticos y prebióticos. Los primeros son microorganismos vivos que en las cantidades adecuadas otorgan un beneficio en la salud del huésped…que eres tú. Y los segundos son fibras no digeribles que sin embargo nutren a los primeros. Entre los prebióticos encontramos fructooligosacáridos, galactooligosacáridos, oligofructosa e inulina.

Te dejo el enlace aquí de una interesantísima entrevista de Gut Microbiota News Watch: entrevista.

Dicho esto, tu alimentación dedicada a cuidar tu microbiota debería centrarse en la pareja que te acabode presentar. Sin embargo, para remediar el estreñimiento hasta no hace muchos años se ponía énfasis en tomar fibra. Y actualmente se ha comprobado que eliminarla puede ser incluso mejor solución. ¿Por qué? Porque si sufres estreñimiento es que tus heces están alojadas en el último tracto del recto y no pueden salir. Si comes más fibra, lo que sucederá es que tus heces todavía se compactarán más.

La ingesta de fibra en estreñimiento crónico produce gases, flatulencias y distensión abdominal, causando malestar y dolor.

Conclusión

Si sufres estreñimiento la clave está en el cuidado de tu microbiota intestinal. Y para ello deberías asegurarte que en tu mesa haya especias, MAC (carbohidrato accesible para la microbiota), alimentos fermentados como el chucrut, yogur y kéfir, cebolla, ajo, plátano…

¿Te das cuenta de la importancia de cuidar tu microbiota? ¿Crees que tienes una buena salud intestinal?

¿Por qué cocinar con aceites esenciales?

¿Por qué cocinar con aceites esenciales?

Plantas aromáticas en tu cocina

En la buena tradición culinaria nunca falta el uso de las hierbas y plantas aromáticas. Recuerdo la cocina de mi abuela, con tarros de cristal de plantas varias. Tomillo, manzanilla, romero, laurel… Un buen puchero o sopa siempre lleva esas hojas de tomillo. O ese guiso con una brizna de romero. Ambos terapéuticos, delicisos y reconfortantes…

Los aceites esenciales de una planta, se obtienen destilando la misma, y concentran las moléculas aromáticas de ésta.

Es decir, una gota de aceite esencial de tomillo contiene todas las moléculas aromáticas del tomillo. Una gota, por lo tanto, es muchísimo más potente que el puñado de hojas que puedas usar de la planta.

La Naturaleza nos ofrece maravillosas plantas que podemos usar en nuestras cocinas. Y sus aceites esenciales son la parte más poderosa de éstas.

¿Qué beneficios me aporta cocinar con aceites esenciales?

Pues tal como acabas de leer, el principio activo de la planta aromática se concentra en su aceite esencial. Es fácil, pues, deducir qué beneficios tiene cocinar con los aceites esenciales.

A nivel terapéutico, una sopa de tomillo que podríamos tomar para recuperarnos de una gripe o malestar, es mucho más curativa si la cocinamos con a.e. de tomillo. Cocinar con aceites esenciales, pues, tiene un objetivo terapéutico, de cuidar tu salud y la de los tuyos.

En el caso de seguir una alimentación antiinflamatoria el uso de aceites esenciales nos facilita muchísimo el trabajo enriqueciendo tu menú con sustancias inmunomoduladoras y antioxidantes altamente antiinflamatorias. Puedes aprender más sobre este tema aquí.

A nivel organoléptico, esto es, su sabor, ganamos en intensidad. Vamos a usar tansólo un par de gotas para un guiso de cuatro comensales, y ganaremos en un sabor algo distinto al que estamos acostumbrados en la planta seca; un sabor más profundo.

Añadiría además que cocinar con aceites esenciales te invita a hacerlo con consciencia plena. A reservar ese rato para pensar, enriquecer, cocinar y elaborar con cariño y cuidado esos manjares que vais a disfrutar en casa. Cocinar es un arte y un acto de amor hacia los tuyos. ¡Ojalá tuviéramos más tiempo para hacerlo de forma consciente y tranquila! ¿verdad?

En fin, que si no tenemos tiempo, cocinar con aceites esenciales tendrá el mismo efecto terapéutico y quedarán igual de delciosos. Pero el cariño y el tiempo que le dedicamos, yo creo que se nota en el resultado final 😉

¿Todos los aceites esenciales se pueden ingerir?

No. Hay algunos aceites esenciales, algunas plantas, que no son comestibles. Sin embargo, de entre los que sí son comestibles también deberíamos puntualizar. Pues que sean comestibles o no depende de su grado de pureza y de la calidad del proceso de elaboración. Imagínate, si el aceite esencial concentra tantos componentes de la planta, cuán importante es garantizar su pureza para que puede asegurarse su ingesta.

El sello Seed to Seal de los aceites esenciales de Young Living nos garantiza que están libres de pesticidas y de cualquier producto y proceso químico desde la tierra  donde se cultivan, el agua de sus riegos, la semilla que usan y los cuidados de la planta hasta que se destila para elaborar el aceite esencial.

Esto nos garantiza un aceite esencial de una pureza inigualable y apto para el consumo humano.

Cómo usarlos

Hay dos principios que debes recordar cuando vayas a usar los aceites esenciales en tu cocina:

1- Las moléculas aromáticas de los aceites esenciales son muy volátiles y por encima de 65º C se desnaturalizan.

2- Los aceites esenciales no son hidrosolubles, por lo tanto si los echas directamente en el cazo quedarán flotando en el agua sin ninguna gracia.

Teniendo estos dos principios claros, puedes cocinar tranquilamente con tus aceites esenciales. Si quieres añadirlos a tu guiso, apaga el fuego, espera a que se temple un poco y añade los aceites esenciales.

La forma como los añadimos es con la técnica del palillo: introduce un palillo en la botellita de aceite esencial, vuelca para que se impregne de aceite, y mete el palillo en el guiso dándole unas vueltas.

Otra forma, quizá la más fácil de introducir los aceites esenciales en la cocina es en las preparaciones frías: en ensaladas, helados, batidos y bebidas. Es muy fácil hacer una vinagreta o salsa con aceite esencial de albahaca o limón, por ejemplo, en una proporción de 1 gota de aceite esencial por cada 100 ml de aceite vegetal (de oliva).

Mi primera vinagreta

Si nunca has cocinado con aceites esenciales te recomiendo que empieces por aquí. Recuerda la proporción de 1 gota de a.e. por cada 100 ml de aceite vegetal:

– 1 g a.e. tomillo

– 1 g a.e. romero

– 1 g a.e. mandarina

– 100 ml aceite de oliva virgen extra

– pizca de sal

Mezcla bien en un tarro con tapa, para poder agitar. Sirve con una ensalada o verduras a la parrilla u horno. La mezcla de plantas con cítricos es deliciosa.

¿Te atreves y me cuentas? ¿Has empezado ya a usar los aceites esenciales en tu cocina? Puedes compartir en comentarios tus dudas o logros, y si lo prefieres, agendamos una reunión para aprender más (aquí).