Primera pregunta: ¿eso es grave?
Quizá ya te ha empezado a complicar la vida y si no, lo que es seguro es que cuanto más tardes en tratarlo más te la va a complicar.
El SIBO (small bacterial overgrowth) es el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Es decir, en el intestino grueso hay bacterias, y bien, pero cuando hay muchas, empiezan a «subir» y van ocupando terreno que no debería ser suyo.
Las primeras manifestaciones clínicas que puedas haber notado son gases, distensión abdominal (esa barriga hinchada y dura), diarrea o estreñimiento, eructos y acidez de estómoga. Tan agradable como que te acaricien con papel de lija. Horrible.
Más tarde y sin darte cuenta, puede que te encuentres con que tienes alguna intolerancia alimentaria (gluten, lactosa, sorbitol…), y por lo tanto, alguna carencia también, ya sea de hierro o de algunas vitaminas, y quizá te sientas siempre cansada/desmotivada. Como ves, la cosa se va poniendo intensa.
Bueno, pues esto hay que tratarlo ya, amiga, porque a la larga este SIBO puede acabar ocasionando otros trastornos. Los principales:
– Permeabilidad intestinal (aquí te hablo de ella)
– Inflamación sistémica
– Enfermedades autoinmunes (abro cajón enorme que no te lo acabas: celiaquía, Crohn, Colitis…).
Así que está claro clarinete; ahora que ya sabemos qué hay y qué puede haber, vamos a ponernos las pilas y ver qué podemos hacer.