Algo que lleva años sorprendiéndome es lo poco que me importa el desayuno (el mío, el de mis clientes, seguidores, amigos…) y lo mucho que les importa a ellos. No acabo de entender por qué se le da tanta importancia a la primera ingesta del día ni por qué perdemos tanta energía pensando sobre él.
Y bueno, al final, escribo bastante sobre el tema porque claro, todo esto es para ti, no para mí.
Así que en este blog ya tienes varias entradas sobre los mitos que rodean el concepto del desayuno (aquí), y algunas ideas para que rompas el ayuno nocturno (aquí). Pero hoy se me ha ocurrido abrir dentro de la categoría de «Recetas», una exclusiva para los desayunos.
Quizá también porque sin darme cuenta yo misma llevo semanas desayunando prácticamente lo mismo cada día. Y créeme que en esta primera ingesta diaria he probado de todo: dulce, salado, completo, vago, no desayunar…
… lo dicho, de todo.
Así que hoy te presento mi desayuno más habitual este verano:
Yogur con granola:
Pero ni cualquier yogur, ni con cualquier granola.
Primero y como siempre digo, desayuna cuando tengas hambre. Si te levantas con hambre voraz, desayuna. Si por el contrario, pasan un par de horas (o las que sean) desde que te levantas hasta que desayunas, también, adelante. Así que no hagas caso a lo que se dice por ahí y aprende a escuchar tus necesidades.
Vale y no me enrrollo más con este tema porque en uno de los artículos que te comparto más arriba ya doy mis argumentos y bien expuestos. Ahora, a lo que voy:
No cualquier yogur. Ni desnatados ni con sabores. Ni mucho menos con propiedades mágicas (como bajar el colesterol, adelgazar o subir tus defensas).
Yogur: leche entera y microorganismos vivos. Mis preferidos son el yogur griego natural y el yogur de coco. Y a veces me los curro en casa (receta yogur de coco) y otras tantas lo compro y sin problemas.
Ni cualquier granola. Esta sí, granola casera que es súper mega fácil hacerla. Y si es comprada asegúrate que no lleve azúcar añadido porque este, de verdad, sobra.
Mi bol de desayuno de yogur lleva, más o menos:
– unos 100 gr de yogur
– una cucharada de granola casera
– una pieza de fruta troceada (melocotón, kiwi gold, paraguayo…) o bien un buen puñado de arándanos y/o moras
– unas virutas de coco (esto es por puro vicio)
– una cucharadita de postre de nibs de cacao puro
Opcional (porque me lo echo cuando no se me olvida y solo una de las 3 opciones):
– una cucharadita de café de Dukkah Gold, que es una mezcla de frutos secos y especias,
– un sobre de Antiox, concentrado de frutos del bosque que es súper mega antioxidante
– o bien simplemente un poco de canela.
No sé si te lo puedes llegar a imaginar pero queda un bol más lleno de cosas que de yogur…
Y a este yogur, le suele acompañar normalmente un vaso de agua y un huevo duro con hilillo de aceite de oliva y pizca de sal.
Que al igual no pegan, probable. Pero si me apetece, es que se puede ;P Y al final, nos quedamos con un desayuno muy muy rico en proteínas, grasas saludables, fibra, probióticos, vitaminas y minerales y energía.
A ver cómo superamos este desayuno… Ah bueno, sí, se me ocurre hablarte del te matcha pero…eso será en la próxima entrega de desayunos.