El café no es malo

Con esta frase tan simple y sin nada de glamour empiezo este artículo. Para que lo entiendas, sin tapujos. A menudo relacionamos el consumo del café con otros hábitos no saludables: fumar, el ambiente de un bar… pero vamos a ver qué hay de malo en tomarse una taza de café.

NADA.

Últimamente en Instagram sobre todo veo personajes que te quieren incitar a sustituir tu taza de café, «que es mala malísima», por su brevaje mágico o quizá incluso por un te. Dejando a parte que quizá ese brevaje mágico que puede sustituir tu café esté repleto de azúcar, pregúntate ¿por qué debería de dejar de tomar café?

Y es que se juzga esta infusión (el café no deja de ser una infusión) por sólo uno de sus componentes, la cafeína. Pero en tu taza no hay solo cafeína. Hay café.

Si así fuera, ¿es mala la cafeína?

Sigue leyendo y sorpréndete.

Más beneficios que riesgos

El café, o más bien la bebida de café, es una infusión de los granos que se encuentran en el interior del fruto cafeto. Esos granos verdes se tuestan de diferentes formas para conseguir sabores y aromas distintos.

Esa bebida de café, pues, contiene toda una serie de compuestos bioactivos, una cantidad considerable de vitaminas, minerales y maravillosos polifenoles. Ah, y también cafeína, sí.

Según numerosos estudios tomar café tiene los siguientes beneficios:

  • mejora la memoria y demuestra mejoras cognitivas en general (estudio meta-análisi)
  • tiene un papel neuroprotector y antiepiléptico (estudio)
  • reduce el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer (estudio)
  • reduce el riesgo de cáncer de colon y de próstata (estudio)
  • previene la cirrosis y el hígado graso (estudio)

También mejora el rendimiento deportivo, sobre todo en actividades físicas de alto impacto (HIIT, portero de deportes de equipo, tennis…).

A ver, ¿alguien me puede explicar por qué debería de dejar de tomar café?

La cafeína no excita

 

Y llegamos a la cafeína. ¡Que no excita, por mucho que te lo hayan dicho siempre! Te lo explico:

Tenemos en el cuerpo una sustancia que se llama adenosina. Esta sustancia es la que le dice a tu cerebro que estás cansado, y que toca bajar revoluciones. El cerebro tiene unos receptores de adenosina.

Entendido.

 

café

Las moléculas de cafeína son  muy similares a las de adenosina. Cuando te tomas un café, la cafeína se coloca en los receptores cerebrales de adenosina, de manera que tu cerebro no se entera que estás cansado.

Es decir, la cafeína no excita tu sistema nervioso. Lo que hace más bien es evitar que tengas la sensación de cansancio. De manera que tú sigues a tope.

El café ideal

Bien pues ahora que ya sabes que el café es cafeína pero también polifenoles, vitaminas, minerales y antioxidantes, y que encima no exicta como tal, sino que evita que te canses, vamos a preparar el café ideal.

Primero, no es lo mismo un torrefacto que una cápsula o un grano entero. Prepararse un café es todo un arte y puede ser un momento de lo más zen.

Compra grano entero y natural. Muele en casa. Lo ideal sería molerlo cada día para evitar la oxidación de sus compuestos, pero puedes moler una cantidad moderada y envasar en tarro de cristal y cierre hermético para que te dure dos o tres días.

La cafetera perfecta para mí es la típica italiana. Rellena de agua hasta el pitorrín. Coloca el filtro con café recién molido. No muy molido y que tampoco quede prieto.  Y pon al fuego con la tapa abierta.

Cuando empiece a subir el café, cierra la tapa y baja el fuego.

Ahí tienes una bebida delicosa, aromática y, qué quieres que te diga, saludable.

A tener en cuenta…

Obviamente tendremos en cuenta la tolerancia individual de la cafeína. Este suele oscilar entre 100 mg y 400 mg por persona y día. Y aunque este efecto no es acumulativo, sí que dura varias horas. Así que en mi caso, por ejemplo, no tomo nunca más de dos tazas al día y durante la mañana, porque su efecto me dura muchísimas horas.

Y la útima obviedad: hablamos de café solo. Si añadimos leches varias y azúcares diversos, ya estamos hablando de otras sustancias.

Cuéntame, ¿huyes del café? ¿te he sorprendido con algún dato?