¿Cómo acabar con la celulitis?

¿Cómo acabar con la celulitis?

¿Cómo acabar con la celulitis?

No lo sé, la verdad. Pero, ¿quiero acabar con ella? Photoshop y las revistas nos han enseñado que la celulitis es fea, que las chicas guapas tienen unos glúteos firmes, lisos y redonditos. Pero ¿a cuantas mujeres conoces con un pompis así? En serio, ¿has visto alguna vez, en la vida real, un trasero redondito, duro y liso?

Yo no. Será que mi vida real es «demasiado real»…;P

Vamos por partes: ¿qué es la celulitis?

Y lo más importante, ¿por qué nos ha tocado este boleto a las mujeres?

Evolutivamente hablando, las mujeres nos encargamos de crear vida. Llevar una criatura dentro durante 9 meses y después alimentarla durante 24 meses más con nuestra leche, requiere de un gran gasto energético. Es por ello que las mujeres acumulamos grasa como fuente energética que usaremos en la procreación.

¿Has visto? Ya puedes sentirte en paz con tus michelines: Darwin dice que los necesitas.

Esta grasa femenina se acumula en los glúteos y muslos, lo que no la confiere como peligrosa (en comparación a la grasa abdominal más típica de los hombres y que está realcionada con enfermedades cardiovasculares). Es un tipo de grasa que se situa entre la piel y el músculo, y tiene esa apariencia de «bultitos» o piel de naranja.

Debajo de la capa externa de la piel (la epidermis), encontramos la dermis, la grasa  subcutánea, y el músculo. Una secuencia de fibras de colágeno es lo que «ata» la dermis al músculo y esta tensión a lo largo de la piel es lo que genera la celulitis.

Factores que determinan si tienes o no celulitis

Por lo tanto, que luzcas o no esos bultitos en tus glúteos dependerá de varios factores:

  • Exceso de grasa corporal. Cuanto más sobrepeso y más grasa acumules en los glúteos, más se tensarán las fibras de colágeno (conectores) y más se notarán los bultitos.
  • Si estas fibras de colágeno son muy rígidas, tienen menos capacidad de estirarse. Si es tu caso tendrás celulitis incluso si tienes poca grasa. 
  • El músculo: es nuestra estructura. Si nuestra estructura (músculo) es grande, habrá más firmeza y será menos visible la celulitis.
  • La piel: cuanto más gruesa tengas la piel, aparenta más firme. 

¿Cómo acabar con la celulitis?

Repito, no lo sé. Pero si se trata de cuidar de mi porcentaje de grasa corporal, mis fibras de colágeno, mi masa muscular y mi piel, me hago una ligera idea.

Así que se me ocurren varios puntos:

Opto por una alimentación de estilo anti-inflamatorio, con abundancia de vegetales, tubérculos, y grasas saludables. Todo sea por tener un porcentaje graso sano y unos conectores elásticos.

Ahí añado también una dosis diaria de ácidos grasos omega 3, ya sea con boquerones, salmón, huevos y carne de pasto, o bien con mi amor incondicional por las Beyond Omega (aquí te conté porqué me gustan tanto).

Trabajo mi músculo sin miedo a ponerme cachas (ni que quisiera asemejarme a Conan el Bárbaro no sería tan fácil) con ejercicios de fuerza y de entrenamiento funcional. ¡Larga vida al músculo, de verdad! Por el bien no sólo de nuestra celulitis sino también de nuestra estructura ósea, que con la edad se va debilitando.

Y cuido mi piel, además de con esa dosis diaria de antioxidantes y omega 3, con el Overnight Body de Ringana. Hace poco que lo uso pero me gusta porque he convertido esa «obligación» rutinaria en un ritual de autocuiddo diario para pasar un ratito conmigo misma. Me encanta.

¿Funciona? Que no lo sé, insisto. Pero eso es lo que yo hago. Y lo hago desde el respeto y desde una postura amable conmigo… Nada de odiar ninguna parte de nuestro cuerpo ok?

¿Cómo le hablas tú a tu cuerpo? ¿Has luchado alguna vez contra la celulitis? 
Receta de mascarilla facial DIY

Receta de mascarilla facial DIY

Hacer tu cosmética en casa

La verdad es que yo he ido haciendo alguna vez cosmética casera con buenos ingredientes aunque en mi día a día prefiero usar los productos que Ringana nos ofrece. Primero porque su alta eficacia (jamás, repito, jamás he usado productos que transformaran mi piel del modo como lo ha hecho Ringana).

Segundo, porque son veganos, sostenibles y frescos, y del mismo modo como escojo alimentos sin pesticidas y frescos para comer, para el resto de compras (higiene, cosmética…) sigo siendo fiel a mis principios.

Y tercero porque Ringana como marca me flipa y sé que con mi compra estoy participando en potenciar marcas que se lo curran para mejorar este mundo.

Dicho esto… de vez en cuando me gusta hacer mis propios potingues cosméticos, para jugar, porque son un chute de nutrientes para mi piel, y porque quiero y puedo ;).

Así que aquí va una receta que aprendí de Rocío Rivera, maestra de cosmética casera, y que he customizado con mis aceites esenciales.

Ingredientes para tu mascarilla facial:

Necesitas:

– 1/2 zanahoria hervida

– 1/2 aguacate

– 1 c.s. de miel pura

– 2 gotas de aceite esencial a tu elección

La receta es tan sencilla como chafar y mezclar en un bol el aguacate y la zanahoria. Añadimos la cucharada de miel y mezclamos bien. Cuando ya la tenemos bien emulsionada añadimos 2 gotas (sí, sólo 2) de aceite esencial. Te recomiendo especialmente y según tus necesidades:

– A.e. pachulí: antiarrugas

– A.e. ylang ylang: aporta luz a tu piel y controla el exceso de grasa.

– A.e. sándalo: antiarrugas y adecuado en pieles con acné

– A.e. geranio: nutre la piel seca, suaviza las líneas de expresión.

El ritual:

Convierte tu baño en un spa. Te sugiero que conviertas ese momento, esa rutina facial, en un ritual. Tener un ritual diario te empodera y cuida tu autoestima.

Puedes encender alguna vela, poner tu difusor con tus aceites esenciales favoritos, un poco de música agradable… Aplícate la mascarilla a consciencia y sin prisas. Túmbate y relájate acompañada de la música y el aroma del ambiente.

¿Te das cuenta de qué diferente es una rutina facial con prisas y por obligación, que un ritual como este? Como en todo, la diferencia está en tu actitud, y en la intención de reservarte unos minutos al día (de los 1.440 que tiene un día) para ti.

Si pruebas esta receta cuéntame cómo ha dejado tu piel 😉

Tu plan B de menú saludable

Lo ideal, ideal, ideal, ya sabemos lo que es. O por lo menos, lo que queremos que sea. Pero la vida a veces tiene otros planes y, antes de que la improvisación te lleve a tomar decisiones poco sanas, te invito, en este vídeo, a que tengas tu plan B.

Desayuno. Café a prueba de balas.

Quizá te suena de haberlo visto por redes sociales. O te lo ha contado tu compi de gimnasio. O lo has probado ya. O te da la sensación que te estoy hablando en chino. Café bulletproof, conocido también como «a prueba de balas».

Desayuno. Yogur con granola

En este blog ya tienes varias entradas sobre los mitos que rodean el concepto del desayuno (aquí), y algunas ideas para que rompas el ayuno nocturno (aquí). Pero hoy se me ha ocurrido abrir dentro de la categoría de «Recetas», una exclusiva para los desayunos. Así que hoy te presento mi desayuno más habitual este verano: Yogur con granola.

Paquetitos de calabacín

Podría haber titulado esta receta «raviolis de calabacín» o incluso «canelones de calabacín». Así seguro que Google me hubiese posicionado mejor porque, bien pensado, nadie va a buscar una receta que se llame «paquetitos». Pero mira, me ha salido así. Y es que parecen paquetitos.
Bueno al lío. Esta receta es buenísima. La hacía ya hace años cuando impartía un extraescolar para niños de Primaria que se llamaba MiniXef. Y siempre que la hacía, flipaban.
Flipar todo lo que un niño puede flipar cuando una receta «demasiado sana» está rica y deliciosa. Y además, es que te la voy a presentar de dos maneras. La ligera y veraniega, y la más plato contundente.
Mira qué bien, dos recetas en una.

El ABC de zumos y smoothies

El ABC de zumos y smoothies

Todo lo que querías saber sobre zumos y smoothies

Cada vez que saco un detox nuevo, sobre lo que más me preguntáis es sobre zumos y smoothies. Son como dos compañeros inseparables, donde el uno sin el otro no podrían existir. Y, chica, tampoco es así, pero la verdad es que estos dos brebages nos facilitan muchísimo las cosas. Lo cierto es que yo me enganché rapidísimo a los zumos verdes. Pero bueno, partía de la sana costumbre, ya en casa de mis padres, de hacerme un zumo con zanahoria y naranja. Eso fue así desde tiempos remotos. Así que imagino que no me costó mucho dar el paso hacia un zumo verde. Pero como todo en esta vida es probar, cambiar y mejorar, descubrí luego los smoothies. Nada que ver. «¿Pero qué es mejor?», me dirás. Pues los dos, porque son elaboraciones distintas que te irán bien en un caso u otro. Mi opinión personal es «zumos for ever«! Pero la verdad es que los smoothies me han ayudado un montón sobre todo en esos días en que no hay tiempo para nada. Te cuento:

Zumos verdes:

  1. Se elaboran con un extractor de zumos lentos (a falta de éste, licuadora).
  2. Tienen fibra soluble, aunque «no la veas».
  3. Hidratan y alcalinizan muchísimo y son una forma excelente de aportar un extra de antioxidantes y oligoelementos.
  4. Me encanta tomarlos para romper el ayuno, tras el cual vendrá el almuerzo de padre muy señor mío.

Smoothies:

  1. Se preparan con la batidora o el típico vaso americano.
  2. Contienen toda la pulpa íntegra de sus ingredientes (mucha fibra ¿demasiada?).
  3. Nos aportan gran cantidad de micro y macronutrientes, con un poder energizante y saciante.
  4. Cuando me tomo un smoothie de unos 400 ml, ya no me entra nada más en mi barriga…

Mis dos recetas básicas:

Esto que te cuento ahora tampoco te lo tomes al pie de la letra… Que yo a veces hago alguna pequeña variación y alguien me dice «¿pero no dijiste que si lleva esto no puede llevar aquello?» … o algo por el estilo. A ver, esta es la base sobre la que trabajo. Pero luego, a la hora de la verdad, improvisa, inventa, crea, ¡imagina! ¡Lo que me divierto yo probando nuevas combinaciones, colores y sabores!

 

Mi receta base de zumos verdes lleva:

1 pepino (casi siempre) + 1 o 2 puñados de hojas verdes + 1 fruta + 1 superfood (jengibre, cúrcuma…)

Mi receta base de smoothies lleva:

200 ml de agua de coco (o agua) + 2 puñados de hojas verdes + 1 plátano (si es congelado, mucho más rico) + 1 fruta + 1 puñadito de germinados + toppings como aceite de coco o semillas de chía.

 

Lo que he descubierto sobre los smoothies y me ha puesto bailando salsa, es que puedo preparar bolsitas de congelación con los ingredientes ya cortados y preparados para diferentes smoothies. Así que cuando voy con prisas, saco una bolsa del congelador, la echo en la batidora, le añado agua de coco y en un minuto tengo no sólo un smoothie, ¡sino un pedazo de riquísimo extra delicioso smoothie! ¡Quedan muchísimo más ricos!

Algunos extras:

Ya puestos, si vamos a por un súper zumo o súper smoothie, te cuento mis 3 últimos descubrimientos:

– Añado a mi smoothie o zumo un sobre del pack A de Ringana. Imprescindible si quiero una piel radiante, si me estoy resfriando o tengo las defensas bajas. Es un plus de antioxidantes brutal para tu cuerpo y sobre todo tu piel. (Puedes ver todo lo que lleva aquí).

– Para un plus de energía añado medio chupito de Chi de Ringana (sólo medio, ya tengo suficiente ;P). Lleva un poco de cafeína, así como raíz de maca, jengibre y romero. Una joya para esos días en que estás más «plof». (Lo tienes disponible aquí).

– Dos gotas de aceites esenciales. Ya casi es un ritual diario en mí. Añado Thieves, limón o menta según me apetezca. (Si quieres más información sobre aceites esenciales, aquí te cuento un poco más).

Tú que eres, ¿más de smoothies o de zumos verdes? ¿Has probado alguna de mis recetas? Cuéntanos tu receta de zumo infalible, anda!

Cómete tu ansiedad

¿Tu estado de ánimo condiciona tu alimentación o tu alimentación modifica tu estado de ánimo? Ambas respuestas son correctas y en este vídeo te comparto sobretodo cómo tus alimentos pueden determinar tus emociones. Al final del vídeo te propongo un ejercicio de...

Cocinar recuerdos

Cocinar es, indudablemente, una forma de amar. Si alguna vez me has leído sobre cómo escogemos nuestros alimentos según nuestro estado de ánimo (¡hola, comer emocional!), hoy aquí lo escribo al revés: cómo lo que comemos nos emociona.

¿Fruta antes o después de las comidas?

Esta es casi la pregunta del millón. Y no caduca. Quiero decir, que lo mismo la escucho ahora que tenemos tantísima información (buena y mala, que para eso hay tanta) como hace 20 años cuando estaba terminando la carrera..
El otro día me la volvieron a preguntar. Y me dije «oye Marta, grábate, y así difundes tu respuesta por doquier». Y eso hice.

Desayuno. Café a prueba de balas.

Quizá te suena de haberlo visto por redes sociales. O te lo ha contado tu compi de gimnasio. O lo has probado ya. O te da la sensación que te estoy hablando en chino. Café bulletproof, conocido también como «a prueba de balas».

Dieta anti-estreñimiento

Dieta anti-estreñimiento

En un artículo anterior te expliqué cómo detectar a través de tus heces cuán de sana está tu microbiota.

En este artículo voy a profundizar en la alimentación anti-estreñimiento, poniendo énfasis en aquellos alimentos que te ayudarán más a cuidar tu intestino.

Y es que es muy habitual en consulta encontrarnos personas que, sufriendo estreñimiento, optan por intentar solucionarlo añadiendo más fibra a su dieta. Grosso error. Cierto es que por allá por los años 80, cuando uno sufría estreñimiento e iba a la farmacia o a la herboristería de barrio a buscar un alivio, le vendían salvado de trigo u otros cereales. Creyendo que aumentando la fibra (los salvados son pura fibra) evacuarían más fácilmente. Ese salvado venía con instruciones: debía tomarse con mucha agua.

¿Cuál es el problema?

Imagina que estás en mitad de un atasco de tráfico, en una avenida principal de tu ciudad, no hay salida que valga…en plena hora punta. ¿Se te ocurriría llamar a una grúa para que te quitara de ahí? No, ¿verdad? Pues los coches en ese atasco reflejan las heces; y la grúa, el salvado.

Con este ejemplo tan gráfico puedes entender que en muchos casos, tomar salvado incluso puede empeorar más las cosas… ¡Menudo tapón se va a generar en la Gran Vía si al atasco vemos llegar una grua!

Alimentos amigos de tu intestino

Si bien es cierto que la ingesta de fibra no debe nunca ser inferior a unos 30 gr diarios, estos se consiguen muy fácilmente añadiendo fruta y verdura en nuestros platos. Repito: fruta y verdura.

Pero una advertencia: suponiendo que tu ingesta de fibra se sitúa alrededor de unos 10 gr en lo que sería la típica “dieta de cafetería” (pasta, carne, dulces y poco más), debes subir la cantidad de tu ingesta paulativamente.

Si tu dieta es rica en alimenos M.A.C. (carbohidratos accesibles para la microbiota), probióticos, prebióticos, fructosolisacáridos… no debes preocuparte porque seguro que no sufres estreñimiento. Estos carbohidratos son aquellos que son fermentados: pectina, almidón resistente, fructano, GOS, hemicelulosa.

Entre los alimentos que alimentan tu microbiota encontramos: espárragos, brócoli, setas y champiñones, patatas, boniatos, manzana, ajo, cebolla, chicoria, legumbres…

Además de los M.A.C. todo alimento fermentado va a suponer un gran alimento para tu intestino y para evitar así el estreñimiento. Entre la alimentación habitual el alimento fermentado más consumido es el yogur, en todas sus variantes. También el kéfir, el kéfir de agua, la kombucha, el chucrut o col fermentada, el kimchi (verduras fermentadas).

Detalles con importancia

Dicho esto, hay otros detalles dentro del menú que puedes tener en cuenta. No son la panacea, no busques soluciones rápidas… 

Normalmente esas soluciones rápidas es lo que más se busca y ¡crean dependencia! ¿Cuántas personas conoces que desayunan un kiwi porque si no, no van de vientre? ¿O que necesitan su café con leche para vaciarse por las mañanas? Y ya no hablemos de “soluciones” como tomar agua con lino reposado cada mañana, o una cucharada de aceite en ayunas… Eso, además de ser incómodo y crearte ataduras, no son soluciones, son parches.

Pero algunos detalles que sí puedes hacer además de seguir una alimentación como la que te he detallado son:

 

  • Tomar un caldo de huesos (como este), rico en colágeno y minerales y un gran aliado para tu intestino. Tómate un par de vasos al día con un poco de pimienta cayena, que ayudará a estimular el peristaltismo intestinal (que tu intestino se mueva).
  • Además del caldo, bebe agua. O infusiones. Es muy propio de las personas que sufren estreñimiento que además sean poco bebedoras.
  • Anímate a hacer chucrut*. Es fácil y muy gratificante hacer tus propios fermentados en casa. Te recomendamos este libro para iniciarte: Pura fermentación, de Sandor Ellix
  • Acostúmbrate a tener patatas cocidas en la nevera. (Aquí también te lo explicaba). Es lo que se llama la patata prebiótica o patata del día después. Cuando cocinamos un tubérculo y lo enfriamos, se crea almidón resistente que llega a tu microbiota y la alimenta. Cuando necesites unas patatas de guarnición, o para hacer una tortilla, etc., tómalas de la nevera y caliéntalas a la plancha o añadiéndolas a la receta. Están ricas y cuidas tu intestino.

¿Cómo hacer chucrut en casa?

El chucrut es col fermentada. Dicha fermentación es obra de muchos microorganismos: una bacteria llamada coliforme inicia la fermentación, y mientras se encarga de producir ácido, el entorno se vuelve más favorable para las bacterias leuconostoc.

A medida que el ácido continua aumentado y el pH disminuye, al leuconostoc le siguen los lactobacilos. Y aunque todo esto te suene como si te estuviéramos hablando en swahili, hacer chucrut en casa es mucho más fácil que entenderlo.

  • Necesitas:

Un tarro fermentador. O bien: un tarro de cerámica o cristal de 4 L; un plato de un diámetro más pequeño que el tarro; un peso (puede ser una garrafa de agua).

  • Ingredientes:

Una col de 1 quilo aproximadamente. Dos cucharadas de sal marina sin refinar.

  • Procedimiento:

Corta muy fina la col o repollo y ponla en un cuenco ancho. Ahí la masajeas un rato con una pizca de sal. No te cortes, “amásala” con las manos para romper sus fibras y eliminar su agua. Ve cortando, salando y masajeando. Puedes añadir otras verduras o zanahoria rallada, por ejemplo. Pero si es tu primera vez, te aconsejamos que pruebes sólo con col.

Vierte la col masajeada y salada en la vasija, poco a poco y por capas, para poder chafar cada capa y evitar que quede aire estancado. El chucrut debe quedar bien comprimido.

Cubre con un plato y colócale encima el peso. Tapa con un paño limpio para evitar que caiga polvo ¡o bichos!

Déjalo fermentar tranquilamente en un rincón de tu cocina, y cada día más o menos ejerce presión sobre el chucrut para que se mantenga en salmuera. El tiempo de preparación puede oscilar entre 1 a 4 semanas, dependiendo de la temperatura de la habitación.

Para finalizar…

Cuando todo esta base alimentaria está bien construída, nos movemos habitualmente para activar el peristaltismo intestinal (movimientos intestinales), y aún así no acabamos de conseguir mejorar este estreñimiento, entonces sí podemos echar mano de complementos nutricionales no como parches sino para que nos ayuden a arreglar el orígen del problema.

Te hablo básicamente de probióticos vivos y con cepas concretas y de fibras prebióticas que los nutran. Y el tándem que mejores resultados me ha dado en mis casi 17 años de profesión, es el Cleansing (fibra prebiótica) junto con los probióticos Biotic. El primero todamos más o menos de forma regular y con pequeños descansos, y el segundo cada 4 meses.

En mi comunidad de WhatsApp presentaré un video explicando mejor sus beneficios y cómo y cuándo tomarlos. 

Receta de pan keto

Receta de pan keto

Esta receta nació en la consulta. Conversando con una paciente, cuando le propuse un pan de trigo sarraceno, y ella me preguntó qué me parecía «su pan keto». Llevaba un tiempo haciéndolo en casa desde que lo vio en algún sitio de internet, era fácil de hacer y oye, está la mar de rico.

Normalmente cuando me pedían una receta de pan baja en carbohidratos les recomendaba mis bollitos keto (aquí puedes ver el vídeo). Hasta ahora.

Obviamente, me picó la curiosidad, así que le pedí si me podía pasar su receta, le di un par de vueltas y… voilà, un fácil, delicioso y nutritivo pan apto para una dieta low carb, cetogénica, paleo o, simplemente, si quieres reducir los carbohidratos de tu dieta. Esta opción, sin duda, es mucho más interesante desde el punto de vista nutricional. Fíjate en sus ingredientes:

Ingredientes:

– 300 gr harina de almendra

– 10 c.s. semillas de chía molidas

– 4 c.p. polvo para hornear

– 4 c.p. vinagre de manzana

– 2 c.p. sal marina sin refinar

– 3 huevos grandes

– 500 ml agua hirviendo

 

Preparación:

Precalienta el horno a 180ºC. Mezcla en un bol los ingredientes secos hasta que estén bien integrados. Bate los huevos, mezcla con el vinagre y añade al bol mezclando suavemente.

Cuando esté todo bien integrado, si lo haces con tu robot de cocina bate a una velocidad lenta mientras vas añadiendo el agua hirviendo poco a poco. Si lo haces a mano, con una batidora manual, bate lentamente, para y añade agua. Repite el proceso hasta que la masa tenga una consistencia de plastilina.

Con las manos húmedas, forma bolas y disponlas en una bandeja de horno con papel de hornear.

Hornea durante 50 minutos dándoles la vuelta a mitad de cocción.

Parece una receta complicada pero al final, es como todo, a medida que la vas haciendo te parece cada vez más fácil y la acabas haciendo con los ojos cerrados.

¡Y la haces mucho porque realmente quedan espectaculares!