Receta de cúrcuma latte

Receta de cúrcuma latte

Puestos a hablar de cúrcuma (con esta receta empezó todo) hoy voy a compartir la receta de Cúrcuma Latte cuyo protagonista sigue siendo, obviamente, esta maravillosa especia. Cabe distinguir lo que llaman «cúrcuma latte» de «leche dorada», que no es lo mismo. La leche dorada o golden milk es una bebida vegetal hecha con una pasta previamente preparada a base de cúrcuma,  pimienta y otras especias, más un componenete graso que facilita su absorción intestinal.

Esta es en realidad la bebida de la que voy a escribir hoy, aunque actualmente el término Cúrcuma Latte hace referencia a una bebida vegetal con los mismos ingredientes que la leche dorada pero sin la preparación previa.

En mi opinión, no hay color. Apuesta por la versión que te comparto hoy y verás la diferencia.

Ingredientes del preparado:
    • 60 ml de cúrcuma
    • 1 c.s. pimienta 
    • 250 ml agua
    • 60 ml aceite de coco

Para el cúrcuma latte

  • 100 ml agua
  • 250 ml leche de coco
  • La ralladura de 1 limón
  • 1 c.p. jengibre en polvo
  • 1 c.p. canela
  • 1 c.s. concentrado
Preparación:

Para el concentrado

Añade todos los ingredientes (excepto el aceite) en un cazo a fuego medio y remueve hasta integrar.

Ahora sí, añade el aceite, mezcla y cuando lo tengas integrado guarda en un recipiente hermético en la nevera. Se te conservará bien unas 2 semanas.

Para el cúrcuma latte

Fácil: en un cazo a fuego medio añade todos los ingredientes y remueve bien con una varilla hasta integrar y disolver el concentrado. Sirve.

¿Por qué te recomiendo que tengas siempre este concentrado en un nevera para prepararte tu golden milk (alias cúrcuma latte)? Porque esta bebia sumamente antioxidante y antiinflamatoria puede protegerte de enfermedades cardíacas, reducir la inflamación, mejorar la función cognitiva, reducir el azúcar en sangre, mejorar la depresión, potenciar tu sistema inmune… ¿Sigo?

Así que ya vas, amiga, tomar habitualmente esta maravillosa bebida seguro que va a beneficiarte de una u otra forma. Y, aunque de buenas a primeras puede parecerte una bebida fuerte o picante, te aseguro que si no has caído en sus redes la primera vez, poco a poco irás enamorándote de ella.

¿Nos tomamos una cúrcuma latte juntas?

 

Todo sobre la dieta paleo

Todo sobre la dieta paleo

La mala fama

No me gusta la palabra «dieta». Ni me gusta que me encasillen en un tipo de alimentación u otro. Pero la mala fama que tiene la Dieta Paleo me hace salir de mi zona de «yo no me meto» y ahora sí, tengo que «mojarme».

Porque la Dieta Paleo es lo que más se acerca a mi forma de entender la alimentación saludable y, desde luego, paleo no es carnaca; paleo no es grasa a tutti ple; y paleo no es una dieta hiperproteica.

Estudios que la respaldan y un poquito de historia:

Conocida también como Alimentación Evolutiva, pero famosa por su nombre Paleo, la cosa es que lejos de ser una moda, está respaldada por numerosos estudios.

Todo empezó fijándonos en cómo hemos evolucionado como especie. Punto de vista que, por otro lado, tendría que haber sido el primero y más fiable: el observar qué nos ha permitido evolucionar a nosotros y a cualquier ser vivo tendría que ser nuestro interés principal. Y de hecho, los restos fosilizados de nuestros antepasados reflejan cómo la agricultura perjudicó nuestra salud: perdimos altura y nuestro cerebro se hizo más pequeño.

Aun sin tener que mirar el pasado, las investigaciones en sociedades cazadoras-recolectoras contemporáneas muestran una prevalencia muy baja de las enfermedades occidentales. ¿No te parece alucinante que en estas sociedades «primitivas» apenas haya casos de enfermedades tan actuales en nuestra sociedad? Hablo de ausencia diabetes, de enfermedad cardiovascular (estudio)(estudio), de hipertensión (estudio), de depresión, alergias, miopía, trastornos autoinmunes, cáncer, artritis, insomnio, demencia o dolor de espalda. En esos lares todo ello son enfermedades raras.

Queda evidente que todas estas enfermedades modernas en general son resultado de una incoherencia evolutiva. La modernidad nos enferma. Volver a la alimentación de nuestros antepasados debería de aportarnos salud.

Beneficios de la Dieta Paleo, Evolutiva o Ancestral, con base científica:

  1. Reducción de la inflamación y pérdida de grasa en mujeres durante la menopausia.
  2. Pérdida de peso.
  3. Menor estrés oxidativo que en la dieta convencional.
  4. Mejora la microbiota intestinal.
  5. Mejor respuesta a los síntomas de Síndrome Metabólico que en las recomendaciones oficiales.
  6. Mejora la sensibilidad a la insulina.
  7. Mejora la presión arterial.
  8. Mejora la reducción de riesgo coronario frente a las recomendaciones de la Asociación Americana del Corazón.
  9. Mejor control de la glucosa y pérdida de peso que en la Dieta Mediterránea.
dieta paleo

Lo que no es dieta pero sí paleo:

La visión holística del hombre es sin duda la mejor guía de vida. Es inútil intentar interpretar el ser humano dividiéndolo por partes porque todo está interrelacionado. Por eso, mi visión en consulta va más allá de la dieta, los menús o los nutrientes. Y por eso también me gusta lo paleo (Consulta).

Si lo que perseguimos es escuchar nuestro cuerpo, recuperar la humanidad que nos hizo evolucionar, tendremos en cuenta también:

  • el movimiento, tan innato en el ser humano como necesario. Muévete.
  • el descanso. Duerme de noche siguiendo los ritmos circadianos.
  • la luz solar. Empápate de vitamina D tomando el sol.
  • recuperar los placeres que han asegurado nuestra supervivencia: comer, beber, movernos y hacer el amor.

Esto último, que parece una chorrada, es muy importante. Fíjate, ¿cuántas veces comes sin hambre? Imagina, por ejemplo, la sensación de placer que sientes cuando, tras una caminata estás sedient@ y, por fin, bebes un gran vaso de agua fresca. Puro placer. Recuperar nuestros placeres innatos forma parte de la filosofía paleolítica.

Mi conclusión

Como he dicho al principio, no me gustan las etiquetas y no me agrada que como nutricionista me «encasillen» en un tipo de dieta u otro. Principalmente, porque sea cual sea mi base, mis recomendaciones irán enfocadas a mejorar la situación del cliente y no a todos nos va bien lo mismo.

Pero puestos a etiquetarnos, me siento nutricionista evolutiva o paleo. Pero vamos, que el nombre es lo de menos. Para mí paleo es:

  • Comer alimentos y no productos. Alimentos reales, frescos, como verduras, frutas, hortalizas, pescados, carnes de pasto y huevos eco. Un paleo come más vegetales que un vegetariano tradicional.
  • Comer cuando tengas hambre real. Y no la tendrás 5 veces al día. Los paleo solemos comer 2-3 veces al día. Pero ¡ojo! cuando comemos, comemos!!! No nos conformamos con una ensaladita y un pollo a la plancha no… Nos gusta comer y saciarnos. Porque comer, recuerda, es un placer.
  • Conectar con la Naturaleza. Ya sea en tus sesiones de running o en paseos bajo el sol. Formas parte de ella. Siéntela.
  • Respetar. Tus necesidades, tu entorno, tus ritmos, tu cuerpo, tu mundo.
Mi recomendación final: no comas nada que tu bisabuela no supiera qué es.
Cuéntame, ¿qué te parece el estilo de vida paleo?
¿Fruta antes o después de las comidas?

¿Fruta antes o después de las comidas?

Esta es casi la pregunta del millón. Y no caduca. Quiero decir, que lo mismo la escucho ahora que tenemos tantísima información (buena y mala, que para eso hay tanta) como hace 20 años cuando estaba terminando la carrera..
El otro día me la volvieron a preguntar. Y me dije «oye Marta, grábate, y así difundes tu respuesta por doquier». Y eso hice.

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Desayuno. Café a prueba de balas.

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Quizá te suena de haberlo visto por redes sociales. O te lo ha contado tu compi de gimnasio. O lo has probado ya. O te da la sensación que te estoy hablando en chino. Café bulletproof, conocido también como «a prueba de balas».

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Desayuno. Yogur con granola

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En este blog ya tienes varias entradas sobre los mitos que rodean el concepto del desayuno (aquí), y algunas ideas para que rompas el ayuno nocturno (aquí). Pero hoy se me ha ocurrido abrir dentro de la categoría de «Recetas», una exclusiva para los desayunos. Así que hoy te presento mi desayuno más habitual este verano: Yogur con granola.

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¿Cuál es la dieta más saludable?

¿Cuál es la dieta más saludable?

La mayoría de personas que llegan a mi consulta tienen como objetivo perder peso o bien mejorar un estado patológico de su cuerpo. Juntos creamos una estrategia que le ayude a alcanzar sus objetivos, y que eso conseguido, se quede ahí, o sea, que sea una fórmula sostenible (con su vida, sus necesidades, su entorno). Al final, todos, deseamos llegar a una dieta saludable. ¿Pero qué es exactamente una dieta saludable? Porque se habla mucho, se dice… pero en abstracto y sin fundamentos. Por ejemplo, una dieta vegetariana y exenta de carne puede ser saludable o nefasta. Una dieta mediterránea puede ser muy bien estructurada pero fatal para tu salud emocional si es muy estricta. 

Entonces, vayamos por partes: 

Qué no es una dieta saludable:

La dieta conocida como la de la cafetería, o sea, harinas refinadas, azúcar, grasas hidrogenadas y procesados. Eso sabemos seguro que aunque nos ahorra tiempo y en algunas ocasiones dinero, es la causa de la inflamación de bajo grado, de permeabilidad intestinal, de obesidad y de un sinfín de patologías y enfermedades metabólicas.

A día de hoy sabemos que los alimentos o productos que peor nos sientan son los ricos en azúcares añadidos. Poco te sorprendo con eso, lo sé. Puntualicemos además que no sólo hablamos de bollería y pasteles, sino también de las alternativas al azúcar que parecen más sanas: siropes, azúcar moreno… (parecen pero no son).

En segundo lugar, todos los estudios y metaanálisis consultados refieren al grupo de los cereales como responsables de la inflamación. No sólo el gluten es el que nos puede provocar alteraciones digestivas e inmunológicas, sino el trigo y en menor grado, la mayoría de cereales. Sean integrales o no, nos aportan energía, algún mineral, pero también su parte menos amistosa: antinutrientes como lectinas y saponinas, de gran poder inflamatorio. Eso no quiere decir que estén prohibidos, pero ni mucho menos deberían de ser nuestra fuente principal de energía.

En tercer lugar, los lácteos principalmente de la gran industria alimentaria, también pueden alterar nuestra flora intestinal. Aquí cabría puntualizar mucho, ya que obviamente no es lo mismo un vaso de leche que un yogur; ni es lo mismo un yogur de una gran marca, que uno de una granja pequeña del Pirineo.

Características de una dieta saludable:

Si hacemos caso de Darwin, para saber cuál es nuestra alimentación adecuada deberíamos de fijarnos en aquella que nos ha ayudado o asegurado a sobrevivir como especie y encima, a evolucionar hasta este punto. ¿Verdad? Bien, pues la pregunta del millón: Hasta hace un siglo, ¿cómo nos hemos alimentado durante 315 mil años de evolución como Homo Sapiens?

Eso reduce nuestra alimentación a un porcentaje muy pequeño de lo que encontramos en el supermercado: ni cajas altas en proteínas, ni paquetes bajos en sal, ni tetra briks enriquecidos con calcio. No, nuestra alimentación más pura, más elemental, la que nos ha hecho ser más inteligentes, y nos ha colocado en la punta de la escala evolutiva, se basa en los vegetales (gran cantidad de vegetales), proteínas animales pero también vegetales y grasas naturales como el aceite de oliva, los frutos secos, aguacate, pescado azul…

Nuestra alimentación, sea cual sea tu objetivo, debe de partir de esta base: verdura y fruta, proteína de alta calidad y grasas sin miedo. A partir de ahí, modificamos, detallamos, enriquecemos según tu meta. Pero la base es esa.

Entre col y col, lechuga

Entre col y col, lechuga

Receta de un «trinxat» diferente

Una de las cosas que más me gusta es versionar y customizar recetas. Darles mi huella. Y por eso te invito a menudo a que no hagas al pie de la letra las recetas que publico: pruébalas, y luego versiónalas según tus necesidades, los gustos de los comensales o lo que pillas en el mercado. El famoso «trinxat de la Cerdanya» es uno de mis platos favoritos. De hecho, si me sigues por Instagram seguro que me has visto más de una vez con este delicioso manjar. Sin embargo, la receta que te traigo hoy es algo diferente. Te diría… ni mejor, ni peor…simplemente diferente. La aprendí de Mel Sánchez y la reajusté a mi forma de cocinar. Es una de las recetas del menú de mi servicio #menusemanalmm porque ya casi nos quedamos sin coles y… ya conoces el dicho: «entre col, y col, lechuga» ;). Ahí va la receta. ¡Espero que te guste!

Ingredientes:

  • 1/2 col blanca
  • 1 calabacín grande
  • 1 trozo de panceta ibérica
  • 2 dientes de ajo
  • pimienta Cayena
  • pimienta negra
  • AOVE

Preparación:

Limpia y trocea la col y el calabacín. Mete en una olla y cubre de agua al ras. Deja hirviendo unos 20 minutos. Mientras, calienta aceite en una sartén con el ajo picado y la panceta cortada a taquitos. Cuando estén dorados, retira de la sartén y en el mismo aceite echa las verduras ya cocidas y escurridas. Mientras se doran a fuego alto, ve chafándolas con un tenedor de madera, más o menos unos 20 minutos o hasta que estén sin nada de agua. Añade la panceta, las pimientas y una pizca de sal marina sin refinar a tu gusto. Dale forma de tortilla girando la sartén varias veces.
Al sustituir la patata habitual por calabacín, te aportará menos hidratos de carbono, opción interesante si estás siguiendo una alimentación low carb, y un buen pellizco de fibra. ¿Qué me dices, la pruebas y me cuentas?
¿Fruta antes o después de las comidas?

¿Fruta antes o después de las comidas?

Esta es casi la pregunta del millón. Y no caduca. Quiero decir, que lo mismo la escucho ahora que tenemos tantísima información (buena y mala, que para eso hay tanta) como hace 20 años cuando estaba terminando la carrera..
El otro día me la volvieron a preguntar. Y me dije «oye Marta, grábate, y así difundes tu respuesta por doquier». Y eso hice.

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Desayuno. Café a prueba de balas.

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Desayuno. Yogur con granola

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Receta: caldo de huesos

Receta: caldo de huesos

Un súper caldo

Esta es una de esas recetas que tengo siempre a mano. Prueba a integrarla en tu cocina porque realmente es mano de santo. Más que un caldo para cocinar (que también) es todo un señor elixir que nos regala muchísimas propiedades:

  • Rico en gelatina y colágeno
  • Repleto de minerales
  • Fuente excelente de aminoácidos
  • Excelente para sistemas digestivos comprometidos, pues ayuda a repararlo
  • Cuida tu tejido conectivo, así que te va de perlas para tener un cabello y unas uñas de lo más sanas.

Es una receta tan vieja como la humanidad (casi casi), porque la idea original es aprovechar todos los recursos que nos da la Naturaleza, y los huesos del animal comido, servían en este caso para hacer un rico caldo. Pero sus innumerables usos y beneficios hacen de este brebaje una joyita que, sin duda, te invito a que pruebes y la incorpores en tu dieta.

Manos a la obra:

Para hacer un rico caldo de huesos necesitas:

  • 1 cebolla
  • 2 zanahorias
  • 1 nabo
  • huesos de: pollo (sobre todo sus patas y cuello son riquísimos en gelatina), jamón sin piel, cordero, ternera…
  • 1 chorrito de vinagre de manzana
  • Agua
Puedes utilizar los huesos de asados que hayas cocinado, pero si los has comprado «a posta» para el caldo, antes de meterlos en la olla ásalos al horno, a unos 200º, media hora larga. Y ahora sí, mete los ingredientes en tu olla, y ¡a esperar!

Si usas una slow cooker u olla lenta (esta es la mía, la tengo desde hace unos 3 años y fue una de las mejores compras que hice), lo tendrás a baja temperatura 24 horas. En una olla convencional, lleva a ebullición primero, y luego baja el fuego hasta que apenas aprecies unas pequeñas burbujitas y mantén de esa guisa 8 horas.

Aprovéchalo

Tener caldo de huesos en casa es un recurso útil para muchísimas cosas, y ya que lo hemos cocinado tantas horas, vamos a sacarle partido. Yo una vez hecho lo distribuyo de tres formas:

1- Una botella de litro de cristal, en la nevera, para consumo inmediato. O lo uso para una sopa, guiso etc. o bien nos lo tomamos calentito por la mañana… No hay infusión que supere ese momento. A veces me preguntáis qué infusión recomiendo para acompañar el desayuno o bien para media mañana… Pues bien, una taza calentita de caldo de huesos es una excelente elección.

2- En tupper de 1’5 L para congelar. Y poder usar luego para una sopa, crema o puré. Normalmente cuando cocino algo largas horas hago el doble para poder congelar y disponer cuando tenga «imprevistos».

3- En cubitera. Esos los utilizo a modo de «starlux» en cualquier guiso o estofado. Lo enriquece nutricionalmente y queda riquísimo. Cuando hagas un estofado, unas legumbres, cualquier «chupchup» de esos ricos que nos reconfortan los días húmedos y fríos, prueba de echar un par de cubitos DIY de este caldo de huesos. El guiso ganará en sabor, en textura y nutricionalmente será más rico también.

Dime, ¿has probado ya el caldo de huesos? ¿A qué esperas?
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Te dejo primero la receta por si no lo has hecho nunca. Y si es así, en serio, acostúmbrate a comprar pechugas de pollo y tener un tupper de pollo desmechado en la nevera. Luego ya, si eso, me cuentas

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