Me rechiflan las sopas. En invierno. Estas Navidades fui de vacaciones al Pirineo de Lleida, con un frío tremendo (¡me salieron hasta sabañones!) y no había cosa que deseara tanto como la escudella aranesa de esos lares.
Extraordinaria. No era yo, era mi estómago, mi cuerpo y todo mi ser. ¡Es tan reconfortante, cuando sientes frío (físico o mental) y te tomas la sopa calentita! No sé si ese deseo sopero que tengo yo me viene de mi abuelo: pastor como era en esas montañas leridanas, no había noche que no cenara unas sencillas y entrañables sopas de pan y ajo. Bueno, entrañables para mí, que me recuerdan a él…
Hoy comparto contigo mis 4 sopas preferidas. Bueno, la más mejor la dejo para un post aparte… Preferidas de invierno, que son las que apetecen, y suelo incluir en los menús de La Comunidad.
1 – Sopa de coliflor
Saltea 6 ajos pelados, y cuando estén dorados, añade 2 tomates maduros rallados. Una vez hecho el sofrito, echa 2 litros de agua, ramitas de coliflor, 2 patatas cortadas a cubos, comino y sal marina sin refinar. Deja cocinar una media hora y adereza con perejil picado. Puedes servir así o triturar.
Esta sopa es saciante y ligera. El comino, además de darle un toque especiado, te ayudará a digerir bien la coliflor y que no te produzca gases. El ajo como antibiótico, el antioxidante licopeno del tomate y el contenido en vitamina C del perejil fresco picado, convierten a esta sopa en una gran ayuda invernal.
2 – Sopa protectora
Protectora ante todo de tus mucosas por su alto contenido en betacaroteno, que salta a la vista por el color naranja de la misma. Se limpian y pelan 300 gr de boniato, 200 gr de calabaza, 150 gr de zanahoria y 150 gr de puerro. Trocea y cuece media hora en 1/2 litro de agua, y tritura. Añade 100 ml de leche de arroz o leche de coco, jengibre en polvo y sal marina sin refinar. Exótica, ligeramente picante para entrar en calor y absolutamente deliciosa.
3 – Sopa real
Como si te dispusieras a hacer un caldo, lava y trocea 2 puerros, 2 zanahorias, 1 nabo, 1 cebolla y 1 rama de apio. Hierve durante 1/2 hora en 1’5 litros de agua junto con 2 ajos, 2 clavos de olor, pimentón dulce de la Vera y sal marina sin refinar. Mientras tanto, cuece 2 huevos. Antes de servir, cuela el caldo, ralla las yemas de huevo, pica las claras y espolvorea con perejil fresco picado. Deja hervir todo junto de nuevo un minuto.
Ideal para cuando llegas a casa muerta de frío, es un consomé ligero, aromático y muy nutritivo.
4 – Sopa juliana
La juliana de toda la vida. Me encanta. Coge todas las verduras que tengas: 2 zanahorias, 1 rama de apio, 1 patata, 1 cebolla y 2 hojas de col, y mientras pones agua a hervir, lava y pica las hortalizas a bastoncitos. Pon a hervir 10 minutos. Adereza con un chorrito de AOVE y una pizca de sal marina. Deja reposar unos minutos más antes de servir.
Simple, rápida y depurativa, sobre todo por el contenido en potasio y antioxidantes azufrados de la col.
Y es que, ya me lo decía mi abuelo: el invierno pide caldo… Así que este es mi consejo de hoy: ponte tu devantal, cocina, una a una (no todas el mismo día, obvio) estas cuatro maravillas, ¡e incluso customízalas a tu gusto! Obsérvalas, huélelas y degústalas tranquilamente a la vera de tu chimenea o tu zona de confort de tu hogar. Estas sopas alimentan tu cuerpo y tu mente.. Con estas 4 opciones, ¡incluso Mafalda se hizo fan de la cuchara!
¿Has probado alguno de estos brevajes? ¿Qué sopa es tu preferida?
4 Comentarios
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Paquetitos de calabacín
Podría haber titulado esta receta «raviolis de calabacín» o incluso «canelones de calabacín». Así seguro que Google me hubiese posicionado mejor porque, bien pensado, nadie va a buscar una receta que se llame «paquetitos». Pero mira, me ha salido así. Y es que parecen paquetitos.
Bueno al lío. Esta receta es buenísima. La hacía ya hace años cuando impartía un extraescolar para niños de Primaria que se llamaba MiniXef. Y siempre que la hacía, flipaban.
Flipar todo lo que un niño puede flipar cuando una receta «demasiado sana» está rica y deliciosa. Y además, es que te la voy a presentar de dos maneras. La ligera y veraniega, y la más plato contundente.
Mira qué bien, dos recetas en una.
Tengo SIBO, ¿y ahora qué?
Llevas tiempo con malas digestiones, la barriga hinchada y después de probar mil remedios, infusiones, pastillas, detox… das con alguien (nutricionista o médico) que te pide unas pruebas raras.
Te han hecho tomar un brebaje de lactulosa o glucosa, y soplar en diferentes momentos en lo que se llama el test de aliento. El objetivo del test es determinar la cantidad de hidrógeno y metano del aliento.
Si tienes más de 20 ppm de hidrógeno o un aumento de 10 ppm de metano respecto al valor basal, está diagnosticado: tienes SIBO.
O lo que es lo mismo, Sobrecremiento Bacteriano.
Pues vale, tú, ni idea. Y ahora, ¿qué?
6 usos que puedes darle al pollo desmechado
Llámalo pollo desmechado, desmigado, deshilachado o como más gustes. La cosa es que este trozo de carne hecha hilos te soluciona y de qué manera unas cuantas comidas y/o cenas.
Te dejo primero la receta por si no lo has hecho nunca. Y si es así, en serio, acostúmbrate a comprar pechugas de pollo y tener un tupper de pollo desmechado en la nevera. Luego ya, si eso, me cuentas
Que bien me vienen estas recetas! Justo buscaba recetas calentitas. Gracias!
Gracias a ti, Cristina, por tus comentarios. La verdad es que a mi nada me entra mejor que una sopa calentita con estos fríos… A ver si las pruebas y encuentras alguna/s que te guste ;P.
Un abrazo!
¡Me las apunto todas! Gracias Marta : )
Marta! Amé este post! Que maravilla de recetas. Es verdad, no hay nada como una sopa, y más en invierno. Es reconfortante a nivel físico y yo diría que a nivel incluso energético. Muchas gracias!