De algo aburrido a todo un manjar
La ensalada, un plato tan rico y completo, a menudo lo asociamos a «dieta», a pasar hambre, o a algo aburrido. ¿Cómo puede ser que algo tan repleto de nutrientes y tan versátil se convierta en un plato de segundas?
Imagino que por la fama que tiene de estar asociado a dietas para perder peso, que ya de por sí suelen ser poco apetecibles. Y quizá también porque cuando hacemos una ensalada, no usamos demasiado la imaginación.
Pero en este artículo voy a mostrarte todos los beneficios de la ensalada y la infinidad de versiones que puedes crear, imaginación al poder, para que tu ensalada deje de ser aburrida, sosa y sin sabor. Paso número uno: olvida el trío iceberg-tomate-zanahoria. ¿Ok?
Paso número dos: sigue leyendo.
La ensalada, un multinutriente muy versátil
Vamos a empezar, antes de ahondar en la receta de la ensalada perfecta, en aprender qué nos aporta la ensalada y cuáles son sus beneficios. Bueno, seguro que me dejo muchísimos, pero de buenas a primeras se me ocurren unas cuantas justificaciones para incorporar ensaladas en tus menús diarios:
1- Su densidad nutricional. Aunque obviamente dependerá del contenido de cada ensalada, en términos generales un plato de vegetales crudos nos aporta muchos micronutrientes a cambio de poquísimas calorías. Eso interesa.
2- Fibra fermentable. La ensalada es un plato prebiótico, alimento para tu microbiota, y si encima la coronamos con algún alimento fermentado, como chucrut o pickels, será también probiótico.
3- Comer ensalada de primero se asocia a comer menos cantidad tras la misma. O sea que por tu alto contenido en fibra y agua, si de primero comes ensalada, de segundo no arrasarás con excesiva cantidad de paella. Esto es fácil comprovarlo por ti misma pero también nos lo dice este estudio.
4- La ensalada es un plato que regula nuestra saciedad.
5- Riquísimo en polifenoles, compuestos vegetales altamente antioxidantes.
¿Has visto lo interesante que es la maravillosa ensalada?
A por la ensalada perfecta
Pero lo dicho. Una ensalada puede ser absolutamente aburrida y sin sabor, a pasar a ser una perfecta combinación de macro y micronutrientes repleta de sabor, color y texturas diferentes. ¿Queremos esta última versión de ensalada, verdad? Pues vamos a ello.
Empieza por una base de hojas verdes.
Puedes añadirle un plus de otros vegetales interesantes, crudos o ligeremente cocinados (escaldados, a la plancha…).
Añade una fuente de carbohidrato (no te estoy hablando sólo de la pasta, imaginación al poder).
Un poco de grasa que la hará sabrosa, densa y apetecible.
Complétala con proteína y corónala con aceite.
Et voilá, la ensalada perfecta.
Vamos a ver diferentes opciones por sección:
Lechuga romana
Espinacas
Canónigos
Rúcula
Escarola
Col
Col lombarda
Brócoli
Espárragos
Judía tierna
Manzana
Uva
Zanahoria
Patata cocida
Boniato cocido
Piña
Naranja
Aguacate
Nueces
Anacardos
Aceitunas
Huevo duro
Pollo cocido
Boquerones
Atún
Tofu a la plancha
Sardinillas
Aceite de oliva virgen extra
Aceite de aguacate
Aceite de semillas
Y me dijo muchísimas alternativas. ¿Se te ocurren más alimentos de cada grupo? Venga, lluvia de ideas 😉 ¡Vamos a crear la ensalada perfecta!
Queso fresco, quinoa, lentejas…
Buenas ideas Montse! Y dentro del queso fresco, podemos jugar con sus variedades: de cabra, feta, mozzarella… ¡qué delicia!