Permeabilidad intestinal
Esta entrada en el blog nace de la consulta. De una necesidad. Porque cada vez vemos más casos de personas a las que se les ha diagnosticado intestino permeable. O enfermedades que derivan de este intestino permeable. Así que, hablemos de ello: ¿qué es el intestino permeable?
Imagina tu intestino. Ese tubo abdominal por el que se deslizan las heces. Y por donde absorbes los nutrientes de lo que hayas comido.
Bien, pues en su interior existe una barrera en forma de microvellosidades. Y ahí precisamente es donde reside nuestra famosa microbiota (esas bacterias amigas que viven en nuestro interior). Por debajo de esta microbiota se encuentra el acceso que va a permitir la absorción de los nutrientes que provienen de los alimentos digeridos, y además nos protege del exterior.
La jefaza de todo este proceso es la Celulina. Esta se encarga de abrir los canales para que las vellosidades intestinales funcionen correctamente. ¿Pero te imaginas qué podría pasar si la Celulina estuviese hiperactiva? O que tuviera algún percance y necesitara unas vacaciones.
Bien, amiga, pues cuando pasa eso tenemos permeabilidad intestinal o síndrome del intestino permeable.
En el diagnóstico no vemos una Celina estresada o ausente o hiperactiva, no… Vemos síntomas como que:
1- aumenta el riesgo de toxicidad
2- aumenta la inflamación
3- disminuye la absorción de nutrientes (o sea, sufrimos carencias alimentarias)
4- y el sistema inmune no responde como debiera.
Por eso cualquier enfermedad autoinmune tiene su origen en el intestino permeable, y muchas otras patologías se gestan ahí mismo. De alguna forma, el cribaje que esperamos para decidir qué absorbemos y qué desechamos, no funciona.
¿Qué factores pueden provocar permeabilidad intestinal?
A día de hoy se conocen bien 3 factores determinantes:
1- Se sabe que los péptidos no digeridos del gluten activan demasiado la celulina.
2- La caseína de la leche de vaca (que no la lactosa, que por mucha leche sin lactosa que quieran venderte, esa azúcar lácteo no es el peor de tus problemas con la leche).
3- Algunos fármacos, sobre todo los que nos llevan a hipoclorhidria, como un bloqueador de la bomba de protones, alias el omeprazol, prescrito seguramente para inactivar el ácido del estómago.
4- El factor estrés.
En resumen, afecta la permeabilidad intestinal todo aquello que active en exceso o bien inactive la celulina.
¿Qué puedes hacer para cuidar tu intestino?
A parte de eliminar los factores que te acabo de mencionar, prioriza en tu alimentación la materia primera, verdura, tubérculos, grasas saludables y proteína de calidad.
Añade aloe vera y almidón resistente, pues te ayudará a restablecer el equilibrio en las microvellosidades intestinales. El almidón resistente lo conseguimos de forma sencilla enfriando un tubérculo cocido, así que un buen consejo es tener siempre a mano patatas y boniatos cocidos, que puedes almacenar en la nevera y tener listas para cocinar tus menús.
Si necesitas una ayuda más personalizada, te invito a una sesión de valoración para ver juntas qué servicio se ajusta más a tus necesidades.
Recuerda: la mayoría de enfermedades se cuecen en el intestino…