Vale, lo confieso: cada vez que alguien me dice “yo como súper sano, todos los días una ensaladita”, me da un microinfarto nutricional.
Porque no todas las ensaladas son sanas. Ni mucho menos antiinflamatorias. De hecho, algunas son un cóctel inflamatorio servido en bol de cristal, con topping de autoengaño.

Sí, amiga: hay ensaladas que hinchan, inflaman y te dejan con más hambre que antes. Y no, no es culpa de tu intestino “delicado”: es culpa de lo que le echas encima.

Error nº1: Creer que cualquier cosa “verde” es saludable

Una base de lechuga iceberg no convierte a tu plato en un templo de salud. Esa lechuga tiene menos nutrientes que una servilleta húmeda.
Si tu ensalada tiene color, textura y variedad —rúcula, canónigos, espinacas, lombarda, rabanitos, zanahoria, aguacate— entonces ahí sí estamos hablando.

👉 Regla de oro: cuanto más viva y colorida sea la ensalada, más antioxidantes y poder antiinflamatorio tiene. Y no, el tomate no cuenta como color si es el único invitado.

Error nº2: Las proteínas brillan por su ausencia

La típica “ensaladita ligera” que lleva solo lechuga, tomate y atún en conserva es básicamente aire con un poco de mercurio.
Si no hay una buena fuente de proteína real (huevos, pollo, salmón, legumbres bien cocidas, tofu firme…), no hay saciedad. Y si no hay saciedad, terminarás asaltando la despensa a media tarde buscando algo “dulce pero sano”.

Traducción: estás alimentando el bucle inflamatorio.

Error nº3: Las trampas del “toque gourmet”

Queso de cabra, frutos secos caramelizados, croutons, salsa césar o miel-mostaza…
¡Boom! En un instante tu ensalada acaba de convertirse en una bomba de azúcar y grasas oxidadas.
El marketing lo vende como “ensalada mediterránea con toque especial”.
Yo lo llamo: “disfraz saludable de un menú del McDonald’s sin pan”.

Error nº4: El aceite… o lo que tú crees que es aceite

El aliño marca la diferencia entre una ensalada antiinflamatoria y una pesadilla digestiva.
No sirve cualquier aceite “de oliva” del súper (la mayoría ni siquiera es virgen extra). Y mucho menos los aceites vegetales refinados tipo girasol, soja o maíz.
Esos aceites están oxidados, generan inflamación silenciosa y alteran tus hormonas.

👉 Usa aceite de oliva virgen extra, en crudo, con limón o vinagre de manzana.
Y deja las salsas industriales para cuando quieras un extra de hinchazón gratuita.

El resumen sin filtros

No todas las ensaladas son antiinflamatorias, igual que no todos los smoothies son saludables.
La diferencia está en los ingredientes y la intención.
Si haces una ensalada para compensar, castigar o “portarte bien”, probablemente acabes malnutrida y frustrada.
Si la haces para nutrirte, sentirte ligera y fuerte, entonces estás en el camino correcto.

Y si no sabes por dónde empezar a hacer ensaladas que de verdad te ayuden a desinflamar,
te espero en NutriHelp, donde aprenderás a comer para sentirte bien —sin contar calorías, sin dietas absurdas y sin caer en la trampa del “healthy fake”.